El
trazado de la ciudad, que se realizó sobre la población
cartaginesa, todavía se percibe en la actual Carmona,
especialmente el Cardo Máximo, que iba desde la Puerta
de Sevilla a la de Córdoba.
De
esta época los restos arquitectónicos y escultóricos
son de una gran categoría, destacando la impresionante
Necrópolis.
Conserva
también restos de la época visigoda. Su importancia
no decreció en época musulmana, y llegó
a ser capital de uno de los reinos de Taifas, en el siglo
XI. Los árabes reformaron su sistema defensivo, y
la embellecieron con notables alcázares, mezquitas
y otros notorios edificios, de los que aún hay hoy
vestigios.
La
conquista fue obra de Fernando III "el Santo",
en 1.247, comenzando la repoblación. Se le otorgó
un fuero propio. Su territorio municipal fue delimitado
por Alfonso X el Sabio. Fue objeto de favores por parte
de Pedro I "el Cruel", que residió frecuentemente
en ella, y engrandeció y transformó el Alcázar
de la Puerta de Marchena, para residencia real. En el siglo
XV, las luchas entre los partidarios de Ponce de León,
señores de Arcos y Marchena, y los Guzmán,
Condes de Niebla y Duques de Medina Sidonia, azotaron fuertemente
a la ciudad.
En
1.630, Felipe IV le concedió el "título
de ciudad". |